
En las organizaciones se repite una palabra como un mantra: alineación. Planes estratégicos, reuniones de comité, programas de transformación… todos declaran que el objetivo es “alinear” a las personas y a los equipos. Pero lo que pocas veces se reconoce es que, en la práctica, muchas empresas confunden alineación con uniformidad o, peor aún, con obediencia.
La verdadera alineación no significa que todos piensen igual ni que todos obedezcan a ciegas. Significa que, a pesar de la diversidad de estilos y perspectivas, todos comparten un mismo norte estratégico y son capaces de coordinar sus decisiones hacia él.
Un caso real lo deja claro. En una compañía del sector salud, el directorio insistía en que la organización “no estaba alineada” porque cada área proponía iniciativas distintas. Su respuesta fue imponer un plan centralizado, rígido, donde cada decisión debía ser validada arriba. El resultado fue lo opuesto: parálisis, desmotivación y un aumento del conflicto entre áreas.
Cuando Konectica entró en escena, el diagnóstico fue distinto. El problema no era la falta de alineación estratégica, sino la falta de traducción. Cada área entendía el propósito global, pero no sabía cómo conectarlo con sus decisiones diarias. Rediseñamos entonces un sistema de trabajo basado en flight levels: distintos planos de coordinación, desde la visión estratégica hasta la operación. Creamos espacios de diálogo donde los equipos podían vincular directamente sus acciones con las metas comunes.
El cambio fue radical. Los equipos no dejaron de proponer cosas distintas; dejaron de proponer cosas contradictorias. La diversidad se transformó en complemento en lugar de dispersión. Y lo más importante: la alineación dejó de ser percibida como control externo y empezó a vivirse como propósito compartido.
Este caso nos recuerda que alinear de verdad no es hacer que todos marchen en fila, sino lograr que cada decisión —desde la sala de directorio hasta el nivel operativo— empuje en la misma dirección.
👉 Por eso, la pregunta clave no es “¿están todos de acuerdo con el plan?”, sino: “qué conexión clara existe entre lo que cada equipo hace y el futuro que la organización quiere construir?”



